En esta entrañable fotografía se puede observar a un oso polar (Ursus maritimus) y su osezno descansando plácidamente en la nieve.
Los osos polares aguantan las bajas temperaturas por la gruesa capa de grasa que hay debajo de su piel (siempre de color negro) y un denso pelaje (que no es blanco sino traslúcido) compuesto de pelos huecos y rellenos de aire, que actúan como un excelente aislante térmico.
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